Desde 1999 se lucha contra las peligrosas prácticas de manipulación genética en laboratorio para mercantilizar la naturaleza / La Revolución Bolivariana potencia la agricultura sin transgénico creando ley de semillas y la actividad agrourbana
21 de junio de 2016.- En enero de 1999, con el objetivo de oponerse a los cultivos transgénicos en la agricultura, las organizaciones sociales reunidas en Quito, Ecuador, durante el "Seminario Latinoamericano sobre Organismos Transgénicos y Bioseguridad", crearon la Red por una América Latina Libre de Transgénicos (RALLT).
Esta Red determinó que el 21 de junio fuera declarado como Día por una América Latina Libre de Transgénicos. La fecha fue escogida porque coincide con el Solsticio de junio, día de mucha importancia entre las culturas americanas, donde se llevan a cabo una serie de prácticas relacionadas con la cosecha del maíz, la papa y otros cultivos.Los organismos manipulados genéticamente, también llamados “transgénicos,” son organismos nuevos creados en laboratorio, cuyas características se han alterado mediante la inserción de genes de otras especies.
No pudieron surgir en la naturaleza y no se puede predecir como interactuarán con el ecosistema ni cuáles serán todas las consecuencias a lo largo del tiempo y del espacio. Estudios científicos y experiencias de campo demuestran que los cultivos transgénicos no poseen un rendimiento más alto que los cultivos naturales, son más contaminantes e introducen nuevos riesgos para la salud y para el ambiente. El caso más emblemático lo constituye la empresa transnacional Monsanto, contra la cual se continúan realizando protestas en todo el mundo.
Latinoamérica es la segunda región del mundo en superficie cultivada con transgénicos. La introducción de organismos transgénicos constituye una grave amenaza a ese reservorio de biodiversidad agrícola ya que puede provocar una irreversible contaminación genética y pérdida de este patrimonio de la humanidad, fundamental para la producción sostenible de alimentos. Además, se pretende patentar las semillas lo cual significa subordinar la soberanía alimentaria a los intereses comerciales de las grandes empresas transnacionales
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