Muere Ana María de Campos (1828)

Ana María de Campos y Cubillán de Fuentes (Los Puertos de Altagracia2 de abril de 1796-Maracaibo17 de octubre de 1828)​ fue una heroína en la Guerra de Independencia de Venezuela perteneciente al bando libertador. Le fue dado el honor de «heroína», y se la conoce como «guerrera» y «mártir
Campos era hija de Domingo José de Campos y Perozo de Cervantes, y María Ana Cubillán de Fuentes y Vera. Desde muy joven fue partidaria de la expulsión del gobierno español.
Ella provenía de una de las familias más aristocráticas de la región,​ y recibió la educación limitada que era tradicional para las mujeres en esas familias, que estaba restringida principalmente al estudio del catolicismo. A pesar de esto, ella aprendió en las artes de la sociedad e incluso en el código de caballería, llegando a ser conocida como «una amazona consumada».​
Dentro de la alta sociedad, Campos estuvo expuesta indirectamente a los escritos y pensamientos liberales de la era de la Ilustración, y desde muy joven se informó que tenía «una sed de libertad, igualdad y fraternidad», una sed que le daría una razón para resistirse al contragolpe realista de 1821-23.
Simpatizante de las causas de la independencia desde la infancia y luego activa en ellas, Campos abrió las habitaciones de su gran hogar familiar para la organización de estas fuerzas, y conspiró con ellas.
Campos es conocida por sus acciones durante la ocupación realista del lago de Maracaibo, encabezada por el mariscal de campo Francisco Tomás Morales. Después de escuchar los intentos de Campos de ayudar a la revolución, en septiembre de 1822, Morales la acusó de organizar reuniones clandestinas para derrocar la corona y la arrestaron.​ Una de las pruebas aportadas fue algo que dijo en una de las reuniones secretas: «Si Morales no capitula, monda» (en la lengua vernácula de la época, «Si Morales no se rinde, muere»).​ Morales la interrogó personalmente y confesó haber dicho la frase, que ya se había convertido en un canto popular en Maracaibo.​
Ella se negó a pedir disculpas a España, y fue condenada y sentenciada a ser flagelada públicamente. Esto implicaba andar por las calles descamisada, específicamente en un burro en lugar de a caballo, como señal de oprobio. Fue golpeada al mismo tiempo por el verdugo público, Valentín Aguirre. Se informa que, después de cada latigazo, él le preguntó si quería arrepentirse, y cada vez ella respondía «Si no capitula, monda».​ Después de soportar la tortura, fue liberada. Sin embargo, las lesiones sufridas eventualmente serían la causa de su muerte.

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