El
imperialismo, las clases dominantes y, en especial, las empresas de
comunicación social han entendido que si se naturaliza la sociedad capitalista
como forma de vida, parte de la batalla está ganada. El capitalismo se define
en boca de sus apologistas como una actitud o conducta, cuyas características
son la capacidad de innovación, eficiencia, espíritu de aventura, vocación por
tomar riesgos o la capacidad de transformar el mundo.
Esta
habilidad de seducción ha sido utilizada en Venezuela por partidos políticos de
la burguesía y medios de comunicación privados, con el objetivo de “hacerle
entender” a la clase trabajadora que el mundo concebido desde la visión
neoliberal debe ser admitido, a través de él se garantiza la libertad y la
elección infinita.
Resulta
todo lo contrario, en Venezuela la burguesía ha consolidado un asedio
–económico, político y comunicacional– permanente contra la Revolución, donde
la capacidad de elección de la clase obrera está en su nivel más bajo.
El
presidente de la República Nicolás Maduro Moros desde el año 2015 ha denunciado
ante la opinión pública nacional e internacional que la burguesía venezolana ha
constituido una campaña mediática que, tiene por eje, las ciudades de Madrid,
Miami y Washington, cuyo objetivo busca un propósito: sacarlo del poder.
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