Cristóbal Rojas

Cristóbal Rojas Poleo (Cúa, Miranda, Venezuela, 15 de diciembre de 1858 - †Caracas, Distrito Capital, 8 de noviembre de 1890) fue un pintor venezolano, junto a Arturo Michelena , Martín Tovar y Tovar y Antonio Herrera Toro; uno de los más importantes pintores del siglo XIX venezolano.
Fue un pintor que supo diferenciarse de otros pintores de la época, más interesado en los hechos históricos locales o los retratos, por tratar temas como miseria y muerte. Tuvo una significativa trayectoria en los salones de arte de París y también en Caracas, debido a los encargos que recibió por parte del gobierno venezolano. Sus obras se caracterizan por intenso dramatismo íntimamente relacionado con su historia personal. Sus últimas obras hacen denotar a un artista que exploró nociones estéticas adelantadas a la época.

Cristóbal Rojas Poleo nació en la región de los valles del Tuy, específicamente en la Ciudad de Cúa - Estado Miranda. Sus padres fueron Cristóbal Rojas, de profesión médico, y su madre Alejandra Poleo. Su infancia transcurrió en medio de la Guerra Federal (1859 - 1863) en una Cúa muy convulsionada por los eventos de la Guerra además de en la República Dominicana (1860 -1864) donde vivió con su familia. Realizó estudios básicos bajo la tutela de su abuelo José Luis Rojas, quien motivó y estimuló su vocación por el dibujo. A la edad de 13 años, su padre murió y comenzó a trabajar en una fábrica de tabaco de Cúa para ayudar al mantenimiento de su familia.
En 1878 se produjo un terremoto que devastó la región de los valles del Tuy. Los Rojas quedaron prácticamente en la indigencia y se trasladaron a Caracas, donde Cristóbal proseguirá sus estudios de pintura, no obstante se vio obligado a trabajar de nuevo en una tabaquería para sostener a su familia.
Estudió con José Manuel Maucó en la Universidad Central de Venezuela. Hacia finales de 1880 y 1882, realizó sus primeros óleos con una técnica todavía algo primitiva en la que plasmó los eventos de las Ruinas de Cúa y Ruinas del templo de la Merced; por estos año conoció al pintor Antonio Herrera Toro, quien venía de estudiar en Roma y quien lo contrató como ayudante en la decoración de la catedral de Caracas.

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