RESUMEN DE OPINIÓN – 31.01.2018

TEMAS ABORDADOS
TEMA: Escenario electoral, Diálogo.
MATRICES: Dictadura / Elecciones presidenciales son ilegítimas / MUD es colaboracionista.

BALANCE GENERAL
Editorial: “…El documento sobre la convocatoria electoral  de la (CEV) es la primera reacción institucional ante la insólita invitación de la dictadura, ya que alude a la ilegitimidad del organismo que nos llama a votar (…) Los obispos llaman la atención sobre la parcialidad del CNE, la CEV denunció que el gobierno utiliza el proceso electoral como un subterfugio para desviar la atención sobre la terrible crisis que padecemos en Venezuela…”

Marianella Salazar: “…CEV rechaza adelanto de elecciones y es un fraude que garantizara a Maduro seis años más en el poder, con la complicidad de los candidatos de la falsa oposición, dispuestos a blanquear a la narcodictadura en las urnas…”

Humberto González: “…La MUD se somete a la vergonzosa situación de renunciar y claudicar a las mínimas condiciones electorales cosméticas que le había pedido al gobierno para participar en los sufragios presidenciales (…)  Que la MUD siga insistiendo en negociar con el régimen y en llamar a elecciones solo confirma las peores sospechas: que efectivamente la tarea colaboracionista no es algo casual sino, por el contrario, un trabajo sistemático y coordinado para desarticular a la oposición venezolana desde adentro…”

ARTÍCULOS DE OPINIÓN
EDITORIAL (EL NACIONAL, LOS OBISPOS, DE NUEVO)
La Conferencia Episcopal Venezolana ha publicado un nuevo documento sobre la convocatoria electoral llevada a cabo por la asamblea nacional constituyente que merece especial atención. Como la MUD todavía no ha respondido el llamado a elecciones, la voz de los obispos aparece como la única reacción oportuna que ha circulado hasta ahora.
No solo llama la atención el comunicado de la CEV porque es la primera reacción institucional ante la insólita invitación de la dictadura, sino por las afirmaciones que ofrece. No deja aspecto esencial sin tratamiento, mientras los partidos políticos deshojan la margarita.
El documento de los obispos toma el toro por los cuernos desde el principio,  debido a que alude a la ilegitimidad del organismo que nos llama a votar en una nueva justa por la Presidencia de la República. No duda en tachar de ilegítima la fuente que nos convida, debido a que su mandato no procede de la soberanía popular. Solo el CNE puede hacer el llamado electoral, afirman los mitrados. Los otros poderes carecen de legitimidad para llevar a cabo un acontecimiento de tanta trascendencia. ¿No lo advierten así, sin necesidad de sesiones interminables, los partidos que deben reaccionar frente al llamado?
También los obispos llaman la atención sobre la parcialidad del CNE y sobre las ventajas que, desde ahora, se observan ante una convocatoria apresurada que deja todo en las manos del oficialismo sin permitir un tiempo prudencial que conduzca a una contienda capaz de provocar la confianza de la sociedad. Si así lo saben y anuncian los prelados, ¿no deberían saber y entender lo mismo los dirigentes de la oposición? ¿No se sienten concernidos como los voceros de la Iglesia Católica?
Pero el punto más destacado del documento de la Conferencia Episcopal es, según nuestro entender, la denuncia del proceso electoral como un subterfugio para desviar la atención sobre la terrible crisis que padecemos en Venezuela. La hambruna, la carestía de medicamentos, la multiplicación de la violencia, el desbordamiento del hampa y el crecimiento de las denuncias sobre la corrupción del oficialismo se ocultarían en el ruido de los mítines, en la bulla de las caravanas y en el ambiente festivo que acompaña la pesca de los votos.
Las elecciones presidenciales solo son una búsqueda de distracción, una manera de ocultar el sufrimiento de la sociedad en el oropel de un juego democrático que solo existe en el reino de las fantasías. El mensaje se dirige a todos los electores del futuro, por supuesto, pero especialmente a las organizaciones opositoras que se animen a participar en la comparsa.
¿Qué hacer, entonces? Cosas distintas y de mayor efectividad, dice la voz contundente de los obispos; una unión de los partidos con la sociedad civil que conduzca a rectificaciones de fondo, una modificación de conducta en el seno de la dirigencia de oposición que nos saque del pantano dictatorial.
Estamos ante una advertencia contundente, ante un llamado de extraordinaria entidad, que conmina a los líderes de la oposición a mirar el panorama con la seriedad que últimamente han perdido. ¿Los obispos saben más que ellos, son más valientes, más transparentes  y más cercanos a las angustias venezolanas?

MARIANELLA SALAZAR (EL NACIONAL, LA DICTADURA PERFECTA)
El simulacro de elecciones presidenciales rechazado de plano por la comunidad internacional sigue adelante con la venia de los partidos de la MUD, a pesar de las claras advertencias y valientes críticas de la Conferencia Episcopal Venezolana a través de un comunicado en el cual rechaza de forma categórica el adelanto de unos comicios que no son más que un fraude que le garantizará a Maduro otros seis años en el poder, con la complicidad de los candidatos de la falsa oposición, dispuestos a blanquear a la narcodictadura en las urnas.
Después de abril, cuando el dictador logre salvarse por un tiempo más de los juicios que le esperan en una Corte Penal Internacional por delitos de lesa humanidad y violación de los derechos humanos, terminará de aplicar su plan de tierra arrasada sin importarle los frenos que implica el cúmulo de sanciones de la comunidad internacional, el desconocimiento de los gobiernos demócratas del mundo, y obtendrá entonces el control absoluto sobre toda la sociedad.
Tenemos un pueblo sitiado y temeroso que, agobiado por las penurias, está dispuesto a venderle hasta el derecho de nacer a cambio de una triste bolsa de comida, o del bozal de arepa de los bonos para mantener la instantánea ilusión de un auxilio económico que de inmediato se esfuma ante la brutal devaluación de la moneda.
Hay una realidad muy sórdida, el régimen ha venido orquestando con mucho éxito una oposición hecha a su medida, para que se diga que esto es una democracia que hace elecciones, cuando en realidad es una dictadura perfecta, con una oposición oficial que se presta a sus desfachatados juegos, como eliminar la tarjeta electoral de la Mesa de la Unidad Democrática para beneficiar por descarte a candidatos de su preferencia –Henry Ramos o Henri Falcón– y borrar del mapa a otros partidos políticos, entre ellos Voluntad Popular, que muestra la mayor cantidad de presos políticos, unos 500, incluido su máximo líder, Leopoldo López, sus principales dirigentes exiliados y refugiados en embajadas, como el caso del diputado Freddy Guevara, a quien le allanaron su inmunidad parlamentaria.
La inhabilitación de Voluntad Popular al menos logró que ese partido reaccionara y despertara después del largo letargo que lo llevó a traicionar una iniciativa como “la Salida”, que en 2014 se propuso el desalojo del gobierno bajo el impulso del movimiento estudiantil y de Leopoldo López, Antonio Ledezma y María Corina Machado, a quienes el tiempo les dio la razón. Ahora, más vale tarde que nunca, VP se retiró del falso diálogo en República Dominicana, al entender que debe colocarse al lado de la historia, volver a su objetivo de salir del régimen y no validar la inminente farsa electoral.
¡Despierta y reacciona!
El documento de la Conferencia Episcopal Venezolana ante la convocatoria a elecciones presidenciales adelantadas es un enjuiciamiento implacable de la realidad política y social de Venezuela, donde ratifica el carácter inconstitucional e ilegítimo de la asamblea nacional constituyente y considera como “un despropósito ético y humano, un verdadero crimen que clama al cielo, que en medio de una situación de penuria, hambre, parálisis de servicios, muerte y colapso nacional, se privilegie un espectáculo de distracción y alienación en condiciones desiguales”.
También hace una crítica severa a los dirigentes políticos al afirmar que “la dirigencia de los partidos políticos ha sido en muchas circunstancias deficiente e incoherente”. Traducidas a buen cristiano, significa cómplices y colaboracionistas. El comunicado concluye con las vigentes palabras de Juan Pablo II cuando visito el país: “Despierta y reacciona, es el momento”.


HUMBERTO GONZÁLEZ (EL NACIONAL, LOS PARTIDOS DE LA MUD, SIN CARETA)
Cada día la Mesa de la Unidad Democrática se supera a sí misma en su incansable empeño de ser la oposición oficialista a la medida del régimen. No se trata tan solo de la participación en elecciones fraudulentas, ni de reconocer la ilegítima asamblea constituyente. Ahora también la MUD se somete a la vergonzosa situación de renunciar y claudicar a las mínimas condiciones electorales cosméticas que le había pedido al gobierno para participar en los sufragios presidenciales.
Es evidente que, aunque el gobierno le niegue esas peticiones simbólicas que hace la MUD –como en efecto lo ha vuelto a hacer– esta agencia de franquicias partidistas ya tiene la decisión tomada de hacer sus primarias y participar una vez más en otras elecciones fraudulentas.
Según los operadores políticos, Henry Ramos Allup y Rafael Poleo, la MUD habría sido obligada por la comunidad internacional a negociar condiciones electorales con el régimen. En realidad la MUD sigue negociando con el oficialismo a espaldas de la comunidad internacional y del pueblo venezolano. Cancilleres y diplomáticos han expresado decepción y desconcierto por la forma incoherente e irresponsable cómo se maneja la Mesa, al tiempo que expresan rechazo a la farsa electoral.
Los venezolanos igualmente ven con sus propios ojos cómo la oposición electoral muda sus posiciones políticas de un día para otro en el más detestable ejercicio de oportunismo político. El precio de las inconsistencias de la oposición electoral es propagar la ilusión de un cambio pacífico dentro de la pax chavista, y tratar de apagar la protesta de la calle. Protestas que, por cierto, se han multiplicado por centenares al día, mientras estos dirigentes partidistas se ausentan para poner todas las expectativas clientelares en las negociaciones con el régimen.
A ellos les molesta que los llamen colaboracionistas y traidores, pero con su conducta se comportan como tales. No hay mejor forma de colaborar con el régimen que convertirse en vocero de las ilusiones electorales en nombre de la falsa oposición. De la misma manera se traiciona a la causa democrática cuando se les da la espalda a nuestros aliados internacionales, en especial a la OEA y a su secretario general Luis Almagro, que han sido consecuentes con Venezuela.
La realidad material, concreta e inescapable, es que con cada acción la MUD no hace otra cosa que colaborar para sostener la legalidad cuestionada de la dictadura. Ese fue el papel que públicamente escogió, y por ello deben ser juzgados y desplazados como dirección política.
Que la MUD siga insistiendo en negociar con el régimen y en llamar a elecciones solo confirma las peores sospechas: que efectivamente la tarea colaboracionista no es algo casual sino, por el contrario, un trabajo sistemático y coordinado para desarticular a la oposición venezolana desde adentro.
A lo largo de estos 18 años la oposición electoral ha usado todas las caretas posibles para engañar a los venezolanos: argumentos sobre la unidad electoral; que la abstención es el enemigo de la oposición, como si el sistema electoral fuese confiable; que los cargos de gobernadores y alcaldes son puestos de lucha y no ubres del clientelismo partidista; que esta es la última oportunidad y por eso hay que apostar por los votos, pues no tenemos las balas… Todas estas falacias son caretas que la oposición electoral y sus partidos Acción Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo han usado para engañar y estafar a los venezolanos.
Detrás del discurso electorero y negociador de estos partidos de la MUD, lo que hay es la intención pragmática de mejorar sus condiciones de cohabitación con el régimen y los beneficios que eso implica. Anteriormente lo sospechábamos, hoy todos lo sabemos.

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