Hasta ahora se han encontrado cinco muertos
Cinco cuerpos calcinados fueron encontrados dentro del penal de Tacumbú, informaron los Bomberos Voluntarios. Hasta el momento se desconoce las identidades de los fallecidos.
Entre los heridos se encuentra Gustavo Lezcano, uno de los seis militantes paraguayos presos que fueron extraditados desde Argentina.
De la Gremial de Abogados de Argentina:
De la Gremial de Abogados de Argentina:
Nos llegan dolorosas, conmocionantes, pero no sorprendentes, noticias e imágenes desde el Penal de Tacumbú, en Asunción del Paraguay.
Las condiciones de precariedad, miseria, abandono, total desinterés por la vida y la dignidad humanas, en que se obliga a vivir a miles de presos, no sólo en el Paraguay, cotidianamente nos enfrentan a estas masacres “accidentales” o represivas. El origen de cada una de ellas es variable y, en realidad, irrelevante.
A nadie le importan demasiado y seguimos adelante.
Al centro mismo de la mierda de Tacumbú enviaron el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, la Corte Suprema de la Argentina y el Juez federal Lijo, a seis militantes campesinos perseguidos por razones políticas por la “democracia” stronista del Paraguay. Con el indiscutible argumento de que, torturar, se tortura en todos lados; y las cárceles también son una mierda, tanto allá como aquí.
Justamente, en el taller en donde uno de ellos, Gustavo Lezcano, trabajaba y vivía, se desató esta madrugada, el incendio que dejó un saldo de varios muertos, desaparecidos y heridos. Y que por supuesto, deja como “saldo colateral”, las mentiras, el ocultamiento, el encubrimiento y el desprecio.
Allí está el gobierno paraguayo, “pidiendo” (sic) a los militares que trasladen una parte de los presos a los cuarteles.
Allí está alguna ministra a cargo, minimizando la muerte y el horror.
Las fotografías que acompañan desmienten sus pretensiones de minimizar lo que ha sucedido, particularmente la de que existe una sóla muerte, de un carcelero.
Ninguna novedad.
Tampoco son novedosas las imágenes; ante ellas, nos llamamos, al menos por ahora, a silencio. Las palabras, a esta altura, nos saben también a la misma mierda de los sistemas carcelarios de nuestra América, a la mierda de la impunidad con que el poder se descarga sobre los luchadores populares. A la mierda que, algún día, deberán probar políticos y jueces responsables de tanto dolor y tanta infamia.
Seguimos atentos a nuestros compañeros de las cárceles paraguayas
Las condiciones de precariedad, miseria, abandono, total desinterés por la vida y la dignidad humanas, en que se obliga a vivir a miles de presos, no sólo en el Paraguay, cotidianamente nos enfrentan a estas masacres “accidentales” o represivas. El origen de cada una de ellas es variable y, en realidad, irrelevante.
A nadie le importan demasiado y seguimos adelante.
Al centro mismo de la mierda de Tacumbú enviaron el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, la Corte Suprema de la Argentina y el Juez federal Lijo, a seis militantes campesinos perseguidos por razones políticas por la “democracia” stronista del Paraguay. Con el indiscutible argumento de que, torturar, se tortura en todos lados; y las cárceles también son una mierda, tanto allá como aquí.
Justamente, en el taller en donde uno de ellos, Gustavo Lezcano, trabajaba y vivía, se desató esta madrugada, el incendio que dejó un saldo de varios muertos, desaparecidos y heridos. Y que por supuesto, deja como “saldo colateral”, las mentiras, el ocultamiento, el encubrimiento y el desprecio.
Allí está el gobierno paraguayo, “pidiendo” (sic) a los militares que trasladen una parte de los presos a los cuarteles.
Allí está alguna ministra a cargo, minimizando la muerte y el horror.
Las fotografías que acompañan desmienten sus pretensiones de minimizar lo que ha sucedido, particularmente la de que existe una sóla muerte, de un carcelero.
Ninguna novedad.
Tampoco son novedosas las imágenes; ante ellas, nos llamamos, al menos por ahora, a silencio. Las palabras, a esta altura, nos saben también a la misma mierda de los sistemas carcelarios de nuestra América, a la mierda de la impunidad con que el poder se descarga sobre los luchadores populares. A la mierda que, algún día, deberán probar políticos y jueces responsables de tanto dolor y tanta infamia.
Seguimos atentos a nuestros compañeros de las cárceles paraguayas
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